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martes, 7 de mayo de 2013

Mi abuelo tiene la culpa.


Cuando era pequeño la verdad no pensaba mucho en el tema y hubiera aceptado cualquier respuesta al preguntar sobre lo que es en realidad el dinero.
Lo que ahora importa no es lo que es el dinero, lo más importante es lo que sucede con él. No nos damos cuenta pero frente a nuestras narices el dinero se crea, se destruye, se multiplica, gana valor, pierde valor. Es amado, odiado, reverenciado y causa muchos otros sentimientos.
Y cómo podrán imaginar, existen dos tipos de problemas fundamentales con el dinero y sólo dos. Uno de ellos es no tener suficiente dinero y el otro tener demasiado dinero. Ahora me dirán el tener demasiado dinero no es problema. Les diré que sí lo es.

Hace algunos años mi abuelo murió dejando 11 hijos, una tienda comercial bastante dinámica y que hasta ese momento había servido como fuente de ingresos para mi abuela y 2 de mis tías que aún vivían con ellos, una casa de 4 pisos, un departamento más pequeño, dos autos en la cochera. Todos los demás hijos ya estaban casados y vivían con sus respectivas familias.
Durante el tiempo que mi abuelo estaba vivo parecía manar desde sus bolsillos una abundante provisión de dinero en efectivo que no tenía fin. La situación comenzó a salirse de orden cuando él sufrió su primer infarto. Ya había estado con algunos problemas de salud debido a su diabetes, pero al parecer las indicaciones médicas no le interesaban mucho. Comía, bebía y fumaba como si fuera a vivir 100 años. (Recuerdo que al pedirme que le alcanzara unos cigarrillos que estaban en elñ bolsillo de su saco que había dejado en el mueble de la sala al llegar a casa, me encontré con 4 cajetillas de diferentes marcas de cigarros, Winston Rojo, Marlboro, Viceroy, Camel, todas ellas ya estaban sólo con la mitad de su dotación de cigarros).
Para no perdernos, mi abuelo después de su problema cardíaco, nunca volvió a ser el mismo y la tienda comenzó a tener problemas, pues nadie se hacía cargo de ella, pues mis tios todos ellos, lo único que estaban acostumbrados a hacer era pedir dinero y que su deseo les fuera concedido.
El negocio quebró, la tienda fue vendida, mi abuelo murió y el infierno se desató en la familia.
Se vendió la casas de mi abuela, claro los hijos necesitaban su herencia. La que dicho sea de paso no duró mucho. Después se fueron sobre los ahorros y las inversiones que tenía mi abuelo y también las convirtieron en humo.
Por lo tanto, todo ese dinero no era más que motivo de discordia y al ser repartido fue convertido en basura. Y si volvemos a los párrafos iniciales veremos que el dinero que creaba, ahora destruye, el dinero que brindaba felicidad ahora se ahoga entre lágrimas, el dinero que generaba amor, ahora infunde odio, el dinero que valía mucho, ahora no vale nada.
Y todo esto porque, aunque me duela decirlo por culpa de mi abuelo. Sólo se dedico a ganar dinero y dárselo a su familia, pero nunca le enseñó a su familia cómo es que se hacía ese dinero.

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